El periodismo es una tarea grata, que gusta a quien la ejerce, que enaltece a los que buscan la verdad y mantienen una conducta ética probada. Muchos son los que pretenden dictar clases morales, los que desde un lugar determinado en los medios de comunicación quieren influenciar en la gente con sus opiniones. Desde nuestro lugar buscamos aportar nuestra visión como estudiantes de periodismo, asumir el desafío de diferenciar el show periodístico del periodismo puro, el reto de comprometernos a emitir ideas, conceptos, información, análisis y dejar de lado el plagio, la opinión sin conocimiento, la crítica carente de fundamento, etc., y disfrutar de esta actividad mientras un publico (no importa su dimensión) la recibe.A través de este lugar, queremos brindar información deportiva, actualidad de los distintos eventos como también de los distintos jugadores. Además, este blog, tendrá un alto grado de opinión. Pero vale aclarar, que de ningún modo la idea es idolatrar o defenestrar a nadie; sino, entender, que detrás de cada deportista hay personas, que sienten, viven y disfrutan al igual que todos, y que para muchos de ellos el deporte al que se dedican, es mucho…pero mucho más que un juego (*)


(*) Título extraído del libro Más que un juego correspondiente a la autoría de Juan Pablo Varsky

martes, 7 de diciembre de 2010

Orgullo, mito e idolatría de un campeón sin corona

 La imagen de aquel físico de 92,500 kilos, cual gladiador romano tendido en la arena de Ringo Bonavena y Muhammad Alí levantando los brazos, victorioso, es parte de una leyenda del deporte nacional que a 40 años merece ser recordada. Ese 7 de diciembre de 1970 a la medianoche, cuando el país se había paralizado adquirió una dimensión inesperada y un efecto colosal: en ese momento porque los medios aseguraban que Madison Square Garden causaría un inmenso asombro en el publico; y actualmente, porque recordarla provoca un sentimiento similar.
 La pelea, por el título norteamericano a la cual asistieron  19.417 espectadores, fue vibrante: mientras Alí marcaba el ritmo con sus piernas y su jab imparable, Ringo respondía con su cross de izquierda. El público, obviamente, esperaba la promesa del púgil de Louisville:  "Noquearé a Ringo en el noveno. Se burló de mi gente y me llamó Clay, mi nombre del pasado". Su rival, esa "esperanza blanca de los pesados" proveniente de Parque Patricios, se veía fortalecido e ilusionaba a los argentinos luego de sus dos batallas ante Joe Frazier, en 1966 y 1968, y sus victorias sobre los Zora Folley y Leotis Martin. En el noveno round, que supuestamente iba a ser el de la definición, quien cayó a la lona fue Alí, aunque producto de un resbalón y no de un golpe neto de Bonavena. Sin embargo, la fotografía de esa escena, con Ringo en posición dominante y su oponente caído, quedó marcada como una postal del deporte de nuestro país.
 Bonavena, a puro cross de izquierda colgó del encordado al ex campeón mundial y lo puso cerca del KO, sin embargo, ante la desesperación de Ringo por knockear a su adversario, Alí supo enfriar la contienda y sacar provecho de su mejor condición atlética, clave para poder llegar mejor al 15° round. De esa manera, logró derribar tres veces a Bonavena, con la complicidad de Conn, quien no enviaba a Muhammad a un rincón neutral luego de cada una de las caídas. Así, a 57 segundos del final, Oscar besó la lona por última vez, pero esa derrota lo consagró como un símbolo del boxeo nacional. Sí, Oscar Natalio Bonavena demostró que no sólo los campeones quedan en la gloria.
 Como señala Ezequiel Fernández Moores en su libro "Díganme Ringo": "Ante Alí, Ringo tuvo la derrota más digna de su carrera. Y además lo terminó de consagrar como ídolo, aún sin ser campeón mundial. Porque él era querido por mucha gente, pero mucha otra gente no lo quería, porque lo consideraba un arrogante fanfarrón. Esa derrota, y esas lágrimas, mostraron otra faceta del arrogante bocón, y se terminó de ganar a casi todos los porteños", Bonavena puro orgullo, desfachatez y coraje ("Guapié, ¿no es cierto?", le preguntó a uno de sus colaboradores camino al vestuario en el Madison Square Garden una vez finalizada la pelea), no logró escribir la historia de la manera que muchos esperaban, pero más allá de no haber alimentado esa ilusión, se convirtió en un gran ídolo por haber muerto de pie en ese combate.
 Por algo una multitud le dijo adiós en el velatorio llevado a cabo en el Luna Park. Por algo Bonavena es sin dudas, un mito, un ícono, un campeón sin corona.



(Video; fuente: Canchallena.com)