"Este grupo merece estar más arriba", señaló Javier Weber en la última jornada del entrenamiento en el Forum Nelson Mandela, en Florencia. La selección masculina de vóley trabajó a las 15 (10 de nuestro país) para ajustar detalles de cara al cotejo de mañana frente a España, en el cual, si el conjunto nacional gana, accederá a una definición por el noveno puesto, de lo contrario jugará por el 11°. Puestos que arrojan un claro mensaje: exitistas, abstenerse.
Más allá de los movimientos livianos primero, uno contra uno, situaciones de ataque, defensa, y luego juego con confirmación de punto (hacer picar la pelota dos veces para sumar) seis contra seis y demás cuestiones ligadas al juego en sí, el objetivo principal de la práctica de hoy fue apuntar al aspecto anímico: un análisis reconstructivo y charlas individuales para comenzar con la motivación. Una atención personalizada, un trabajo exigente pero siempre con la mejor mueca de satisfacción por parte de Weber comenzó a levantar poco a poco el semblante de estos chicos, que tuvieron un mundial de mayor a menor. Brillantes actuaciones, como en el encuentro contra Francia, los depositaron en la tercera fase, instancia en la que enfrentaron a la segunda y tercer potencia a nivel mundial. Contra Serbia fue una derrota digna, pero frente a Rusia fue evidente esa brecha entre un equipo jóven que está noveno en el ránking mundial y uno que es un candidato firme en la pelea por el título. Luego de esas caídas, para el equipo argentino comenzó lo más importante del Mundial, y por eso, la idea es no detener la marcha en este tramo final, que es más que un premio consuelo para una generación de jóvenes que promete mucho a futuro.
"Este equipo es una de las grandes revelaciones del Mundial. Es aire fresco para el vóley argentino", declaró Julio Velasco, DT de España. El entrenador argentino dirigió a los padres de estos jugadores que mañana a las 12 enfrentarán a su equipo y sabe que será una experiencia única. Y no sólo para Velasco, este equipo es portador de un aire nuevo y puro para el vóley de nuestro país. Esta Selección conformada por hijos y sobrinos de la lujosa generación que hace tiempo se metió entre los cuatro mejores del mundo está dando sus primeros pasos en este deporte. Un deporte que es 80% lógica, y por lo tanto, salvo que estos pibes efectuaran un salto de calidad de un momento al otro, a penas aparezcan rivales de peso el podio les iba a quedar a años luz de distancia. Por eso, lo importante de esta competencia no era la instancia a la que estos jóvenes pudieran arrivas, sino cosechar una experiencia más en esa idea a largo plazo que Weber planteó. En ese tiempo de siembra donde la idea es construir y fortalecer: construir una identidad de juego manejándose con templanza y fortalecer una cohesión grupal. "A los chicos los veo bien. Están entendiendo que los dos partidos que nos quedan son los dos más importantes del Mundial. Ya lo dije ayer. Estos encuentros nos van a marcar el punto de partida. Si salimos novenos, en la próxima Copa del Mundo tenemos que mejorarlo", explicó el entrenador de Argentina y de Drean Bolívar. El equipo hizo un gran esfuerzo para llegar a donde llegó y por eso un cierre positivo para su estadía en Italia será el primer paso para mejorar y encarar una nueva etapa. Sembrar y recoger futuro.