Mundial de Básquet Turquía 2O1O
A mayor exigencia, mayor rendimiento. No caben dudas que este equipo es otro cuando se enfrenta a rivales difíciles. Por eso, la derrota tiene un sabor diferente. Inspira confianza, esperanza y admiración por haber desplegado ese juego, actitud y espíritu que caracterizan a la Generación Dorada. Argentina jugó su mejor partido del Mundial, dejó atrás esas presentaciones irregulares de los primeros encuentros y perdió contra uno de los seleccionados más poderosos.

Las estadísticas hablan por sí solas: los suplentes aportaron 49 de los 82 puntos, Scola superó los 30 puntos por cuarta vez consecutiva, ningún jugador serbio llegó a estar 30 minutos en la cancha mientras que en el equipo que dirige Sergio Hernández, Delfino jugó todo el cotejo y Scola y Prigioni (el mejor argentino en cancha ayer, principalmente en el cuarto inicial) 35 minutos cada uno. Los tres fueron los pilares del conjunto nacional, pero además Paolo Quinteros contribuyó con 10 tantos, Román González y Juan Gutiérrez cumplieron su rol en el poste bajo y permitieron que Scola tuviera el camino liberado, Pancho Jasen tuvo un muy buen tercer cuarto (7 puntos) Delfino metió varios triples triples y robó pelotas, sobre todo en el inicio del partido, un buen arranque para Argentina que en los primeros siete minutos, había logrado una diferencia de 13 puntos, producto de una defensa sólida que provoco seis pérdidas rivales.
¿Por qué ganó Serbia? Por el talento, el recambio y el hecho de tener variantes acordes a cada momento del partido. Sus figuras, el pivot Krstic y el alero Savanovic (triple para el 80-77 a 50s del final), habían arrancado en el banco. Pero luego, tuvieron una gran actuación y parecía que por más que Argentina se mantuviera en ventaja, ésta no duraría por mucho tiempo. Rasic y Velickovic resurgieron en el tercer cuarto, hasta ese entonces habían pasado inadvertidos. En el último cuarto Scola y Krstic brindaron un duelo espectacular en el poste bajo. El jugador de Oklahoma City Thunder marcó 12 puntos en ese parcial, bien acompañado por Savanovic. Mientras que Luifa anotó 10, uno menos que en el segundo cuarto, donde había mostrado todo su repertorio, con 11 tantos.
Queda hablar de las ausencias: los tres días de descanso podrán contrinuír a la recuperación de Oberto. Ayer, Fabricio acompañó al equipo desde el banco y más allá de que el virus lo haya hecho bajar cuatro kilos, el martes jugará frente a Brasil. Por otro lado, Las ausencias de Ginóbili y Nocioni han obligado a Delfino hacer un sacrificio enorme: jugar de base, escolta y alero en un mismo partido. A pesar de lo indispensables que son estos jugadores, la selección dio sus primeros pasos con éxito y dejó todo en la cancha a pesar de haber perdido ante el conjunto serbio. Lo más importante es que recuperó el juego y que más allá del ajustado resultado, los jugadores y los hinchas se fueron satisfechos, con buenas sensaciones y con la seguridad de que este equipo dará pelea porque demostró que está a la altura de los acontecimientos.