El periodismo es una tarea grata, que gusta a quien la ejerce, que enaltece a los que buscan la verdad y mantienen una conducta ética probada. Muchos son los que pretenden dictar clases morales, los que desde un lugar determinado en los medios de comunicación quieren influenciar en la gente con sus opiniones. Desde nuestro lugar buscamos aportar nuestra visión como estudiantes de periodismo, asumir el desafío de diferenciar el show periodístico del periodismo puro, el reto de comprometernos a emitir ideas, conceptos, información, análisis y dejar de lado el plagio, la opinión sin conocimiento, la crítica carente de fundamento, etc., y disfrutar de esta actividad mientras un publico (no importa su dimensión) la recibe.A través de este lugar, queremos brindar información deportiva, actualidad de los distintos eventos como también de los distintos jugadores. Además, este blog, tendrá un alto grado de opinión. Pero vale aclarar, que de ningún modo la idea es idolatrar o defenestrar a nadie; sino, entender, que detrás de cada deportista hay personas, que sienten, viven y disfrutan al igual que todos, y que para muchos de ellos el deporte al que se dedican, es mucho…pero mucho más que un juego (*)


(*) Título extraído del libro Más que un juego correspondiente a la autoría de Juan Pablo Varsky

domingo, 29 de mayo de 2011

Cuando los elogios no alcanzan

Los fantasmas de Roma se posaron sobre Wembley apenas comenzó el partido y parecieron volar alrededor de Guardiola, que en la vigilia de la final había alertado: "Si jugamos como aquella vez, seguramente perderemos". En los primeros diez minutos del encuentro, sus palabras tuvieron la suerte de una profecía. Un Manchester United dominante y agresivo le hacía honor a los nombres que había puesto en cancha -Valencia y Park por afuera, Giggs con Carrick por adentro, Hernández y Rooney muy cerca del área- y que obligaban al conjunto que mejor sabe cuidar la pelota a perderla demasiado rápido. Tan sólo eso resume lo que fue, lo que hizo Manchester United (sí, nada más y nada menos que el Manchester) en el partido de ayer.
Es hora, entonces, de hablar del momento en el que Barcelona afinó sus instrumentos y brindó el mejor concierto, el de la sinfonía más armónica y virtuosa. Y hasta hubo lugar para el baile en Londres. Porque cuando el fútbol es digno de compararse con una maravillosa obra de arte, cuando ese fútbol lírico se convierte en un espectáculo que simpatizantes y rivales disfrutan, las preguntas salen a la luz: ¿Es éste Barcelona el mejor de todos los tiempos? Es una tentación decirlo, cuando más de uno lo asegura, y aún así sigue siendo discutible. Pero, ¿algún campeón del mundo deslumbró como lo hace este equipo? ¿La Naranja Mecánica de Cruyff, aunque no se haya coronado? ¿El Brasil del ’70? ¿El Santos de Pelé? ¿El Real Madrid pentacampeón de Di Stéfano? Quizás haya más equipos que puedan ingresar en el debate y hayan quedado en el tintero. Probablemente la conclusión de Johan Cruyff, justamente, pueda ser la que mejor describa la situación: "Decía Pep Guardiola el otro día que nunca podrían igualar al Dream Team. Por más que ganen. Nosotros fuimos los pioneros, rompimos barreras. Decía que nada puede igualar eso. Ahora las comparaciones serán habituales. Casi una presión añadida, cuando la realidad es otra. Y muy edificante. Aquí no se trata de decidir quién fue mejor que el otro, sino de sentirse orgulloso de una larga época de éxitos siguiendo una misma idea de entender el fútbol".
Lo cierto es que una generación podrá recordar un antes y un después a partir del fútbol desplegado por el Barça. Un Barça que ganó todos los partidos por diferencias abismales, dio espectáculo siempre y ayer dejó la sensación de que nunca más veríamos algo tan extraordinario. ¿Tan pobre es el Manchester de Ferguson, acaso? No, tan grande es el Barcelona de un chiquilín de 23 años que hace lo que quiere. Mete miedo en el uno contra uno, driblea, es monstruoso con la gambeta, partícipe y protagonista de triangulaciones al borde del área que ayer le pintaron la cara a los jugadores del Manchester. Es veloz, vertical y agresivo. Messi jugó como siempre y festejó como nunca su gol número 12 en la Liga de Campeones -goleador récord-, su gol en Inglaterra donde nunca había convertido, su gol número 53 en 55 partidos de la temporada que acaba de cerrarse. El grito 218 entre su equipo y las selecciones en 370 partidos. ¿Qué se sentirá tener nuevamente el mundo a sus pies y tanta gloria acumulada a tan corta edad? Sin embargo, Lionel Messi dice: “No somos conscientes de lo que estamos haciendo”. Claro, para qué pensar en lo que vendrá o para que recordar otros equipos a la hora de hacer una comparación, si cuando la Pulga tiene una pelota en sus pies, las explicaciones parecen estar de más. Basta con disfrutar de su presente. Y el gol de ayer lo ratifica: esa zurda mágica, un remate patentado que consagra a aquellos que entienden el fútbol solamente desde el resultado y complace a los que gozan de ver el despliegue de un libre pensador del balompié, que es potenciado por dos que de fútbol entienden un rato largo. Xavi e Iniesta, la perfecta combinación entre técnica, talento, inteligencia y dinámica.
Y entonces, Barcelona es capaz de defender atacando y atacar defendiendo. De tener la posesión de la pelota, perderla y recuperarla en 30 segundos. Todos se potencian entre sí, son solistas de esa sinfónica y piezas a su vez. Por ende, más allá de la parálisis de un Manchester que poco a poco abandonó su idea de presionar bien arriba, es lógico que este equipo haya hecho pasar desapercibido a un rival de la envergadura del conjunto que dirige Ferguson. El Manchester no es un equipo tosco que carece de ideas. No es limitado. Estuvo tosco y limitado, que es distinto. Como si Messi y sus amigos estuvieran jugando a ‘El loco’. Esto de pasarse el balón mientras el que queda en el medio tiene que recuperarlo. Observa e intenta recuperarlo. Claro, como el Manchester ayer.
Cuando un equipo reúne todas aquellas características que se asocian rápidamente a un deporte como el fútbol -técnica individual, rigor táctico, cohesión grupal, preparación física, coordinación, equilibrio- parece que ya nada queda por alcanzar. Hasta una lección de amistad y camaradería nos demuestra este equipo donde Puyol tiene lugar para ser titular en la final y Mascherano advierte que tiene recursos que el mismo desconocía, como si hubiese sido zaguero central toda su vida: Abidal, recién recuperado de un tumor, tuvo el privilegio de levantar la Copa como capitán.
Quizás este Barça es la expresión de armonía más oportuna en una España dolida e indignada. Porque entierra prejuicios y etiquetas, al apostar al juego como prioridad y permitiendo comprender que esa idea no es utópica.
Allí, donde se inventó el fútbol, Barcelona dio cátedra y obtuvo, una vez más, el respeto y la ovación de todos aquellos que creen que la perfección, al fin y al cabo sí existe. Y que después de todo, ya no es cosa de atrevidos afirmar que éste, es el mejor equipo de todos los tiempos.