Luego de la eliminación mundialista, aparecen opiniones divididas, salen algunas verdades a la luz, otras se ponen en evidencia, o en algunos casos se "aprenden" cosas que eran obvias. Quizás es muy difícil hacer un verdadero análisis o una crítica profunda y con fundamentos en un país donde todos creen saber de todo y generan opiniones que van más allá de lo futbolístico, porque priorizan lo sentimental. Pero la idea es intentarlo, es poder ver la realidad sin la necesidad de entrometerse en polémicas baratas y absurdas, dejando de lado la idolatría, y abriendo los ojos para darnos cuenta de que el fútbol dejó de ser ese del que todos sabemos, todos hablamos y criticamos. Darnos cuenta que desde hace más de 30 años que no se asoma en lo más mínimo una generación dorada en el fútbol de nuestro país, que el hecho de contar con los mejores jugadores no asegura conseguir armar el mejor equipo, aunque se tengan los mejores puesto por puesto, que hoy este deporte se juega más con la cabeza que con los pies, por eso la tonta idea de exigir más "huevos" que fútbol ya no tiene lugar alguno. Y mucho menos confiar en la mística, la magia, la suerte y el milagro.
Pero vamos por partes: es fácil criticar a Maradona y todo el cuerpo técnico, cuando en realidad la culpa no es suya, sino de nosotros, los argentinos. Los que esperamos que el mejor jugador de la historia pueda a su vez, ser el director técnico perfecto. Lo cierto es que Maradona logró que el mejor jugador del mundo -Messi- jugara mal, que la Selección se clasifique al Mundial de manera agónica y que -a pesar de su capacidad goleadora-jamás se viera un equipo seguro en esta Copa del Mundo. Encarar los partidos de la misma manera, y que el primer equipo contundente y difícil gane el encuentro por goleada, es algo que va más allá del hecho de ir al frente a buscar remontar un resultado y exponerse a lo peor. Todos, hasta el que menos conocimiento tiene de este deporte, es conciente de que lo de Argentina por su prestigio y por los birllantes jugadores que conformaban este plantel (que pocas veces se han podido reunir) fue un papelón. Es verdad que hubo un gran mérito de Alemania, como también lo hubo en el 58 cuando Checoslovaquia derrotó a Argentina 6-1, o de Bolivia en las eliminatorias. Pero en fútbol juegan dos equipos y eso deja en evidencia que uno de los dos estuvo muy por debajo del nivel del rival, porque de otra manera, las goleadas no se dan.
Maradona apostó a los mismos once que frente a México, cuando se vio que fue el partido más flojo de la Selección desde el inicio del Mundial, y que Alemania claramente no era México. Esperar mucho de un planteo así, es esperar un milagro. Desde el comienzo se dijo que un error, por más mínimo que sea puede dejarnos afuera del Mundial...¿afrontar un Mundial sin contar con un director técnico apto e insistir con una misma formación que trajo serios problemas ante México, no son errores suficientes?
Los milagros permitieron que esta Selección se clasifique. La moraleja era prescindir de ellos a la hora de jugar un Mundial, pero fue todo lo contrario y continúa siendo todo lo contrario, porque las opiniones sobre la continuidad de Maradona trascienden lo futbolístico y tienen que ver con la identidad, el amor y el fanatismo que Diego genera. Por eso este golpe fue tan duro y mientras éstas actitudes no cambien, la realidad va a seguir siendo la misma.
Por otro lado, si hay que buscar culpables, el mayor castigo debería estar destinado a aquellos que dirigen el fútbol argentino, a la AFA que tanto mal le está haciendo a un deporte en el cual históricamente somos potencia. Poco a poco dejaremos de serlo, si se tiene en cuenta que si Argentina no fue capaz de producir campeones mundiales en mayores no se trata de algo accidental. Las razones tienen que ver con la falta de apoyo al fútbol del interior, porque la AFA ya no se preocupa por impulsar al crecimiento del fútbol provinciano y mucho menos a la posibilidad de descubrir allí valores ya formados, jugadores que por ejemplo en el '78 nos dieron gratas satisfacciones. Lejos está aquel objetivo por el cual fue creada en 1934 la AFA: unificar de inmediato el fútbol de todo el país.
También las causas están ligadas a la idea con la que ahora se encara el fútbol, una idea desarrollada desde las inferiores y promovida por los periodistas: priorizar los resultados antes que la técnica. Crear equipos para obtener un resultado más que para explotar el potencial de los jugadores. Y por último queda hablar de los problemas económicos que tienen los clubes, por lo que muchos futbolistas jóvenes se van a temprana edad al exterior, donde adquieren otros ideales, otras costumbres en el juego e incluso tienen una adaptación a ese estilo de fútbol más que en el de su país, y no rinden en su propia Selección. Por eso estamos a años luz de aquella camada del '70.
Finalmente, un punto clave y básico a tener en cuenta es el de saber diferenciar entre una acumulación de muy buenos jugadores, y la combinación de jugadores para poder conformar un equipo balanceado: César Luis Menotti hablaba acerca de las “pequeñas sociedades“, resaltando que lo importante no es tener una gran cantidad de estrellas, sino que se entiendan en la cancha y quizás para lograr eso es necesario contar con jugadores que no brillen, sino que hagan brillar al otro, que haya nexos. Y quizás esto faltó en el equipo argentino en Sudáfrica.
Holanda y España llegaron a la final por saber ser equipos pacientes, pensar los partidos más que jugarlos. España le ganó a Alemania, supo cómo enfrentarlo, a diferencia de Argentina y sin la necesidad de exponerse a ser goleado. Falta esa cuota de pasión, actitud, de esa esencia del fútbol que genera entusiasmo en el espectador. Pero estos dos equipos europeos que fueron los más "sudamericanos" de la Copa, son justos finalistas, porque no siempre hace falta jugársela y arriesgarse, la pausa también es un elemento importante.
Esperemos que si Diego continúa estando al frente del conjunto nacional pueda recoger varias experiencias en base a lo ocurrido en Sudáfrica, para contar de una buena vez con un equipo antes que con una acumulación de estrellas que no pueden brillar y que no sólo desbalancean al equipo sino que terminan realizando acciones que perjudican al objetivo que poseen. Pero sobre todas las cosas la idea es poder aprender a tener los pies sobre la tierra, lograr resultados con inteligencia, sin planteos suicidas para dejar de depender de la mística apoyándose en la soberbia.