O p i n i ó n -
El partido disputado, entre Chacarita y Estudiantes traerá muchas polémicas. Desde lo futbolístico, se podrá analizar el estilo de juego, los esquemas tácticos y lo realizado por cada equipo dentro de la cancha. Pero también, dejará para analizar muchos temas extra futbolísticos.
Pasada la media hora del inicio del partido, surge una jugada polémica la cuál trae apareada distintas consecuencias.
En un ataque del equipo de La Plata, el juez de línea sanciona una mano de Lisandro López dentro del área por la que el árbitro Diego Abal cobra penal y expulsión para el defensor funebrero.
La jugada es muy discutida, en primera instancia no se ve que haya sido una clara mano de López como tampoco se entiende que sea una jugada para expulsión.
Lo cierto es que a partir de ese momento, el partido cambia. Chacarita no puede mantener la ventaja en el marcador, ya que en el momento del penal, Mauro Boselli convierte y minutos después Cellay logra dar vuelta el partido con un cabezazo.
Pero el encuentro, también trajo sus consecuencias en las tribunas, luego del penal, la gente reacciona –de manera un poco alterada- y esta actitud continúa en el inicio del segundo tiempo. Se adicionaron 20 minutos debido a los incidentes entre la hinchada de Chacarita con los bomberos y demás.
No se trata de defenestrar al árbitro ni a sus ayudantes por lo acontecido, está claro que un error lo puede tener cualquiera y que todos tienen en claro –o quizás cuando el error no es en contra de uno- que son cosas que pueden suceder. Además, en este caso, lo hecho por Abal no tiene reproches ya que confió en su juez de línea como debería hacerlo cualquier árbitro. Pero una equivocación de esta magnitud, que sumado a la influencia que tienen en el partido afecta a las hinchadas y a su derivada actitud, dan mucho más que hablar y ponen en juego debates y consecuencias que van más allá de un partido de fútbol.
Muchas veces se escuchan reclamos –y con razón- cuando los actos generados por algún grupo de hinchas afectan en el partido, ya sea para detenerlo por uno, dos o más minutos y en el peor de los casos, suspenderlo. Pero esta vez, en el que la violencia es consecuencia de algo netamente futbolístico que surge dentro del campo de juego, se podría pensar y volver a repensar que solución hay disponible, o aunque sea intentarlo. Y es en ese instante cuando aparece el tan polémico uso de la tecnología.
No se trata de aplicarla al fútbol para hacerlo más trabado, más aburrido y con menos repercusión, pero sí, para intentar que distintas jugadas polémicas, las cuales generan injusticias, puedan disminuirse.
Incluir la tecnología para controlar la violencia, o aunque sea intentarlo. Puede que surja o no, pero en estos partidos, queda demostrado que la intervención de la misma, en vez de detener el encuentro por tanto tiempo, de cobrar un penal que no era, una expulsión equivocada y una reacción desmedida, hubiera simplificado las cosas.
En marzo de este año, se realizó la Asamblea General Anual de la IFAB (International Football Association Board) en la que se debatió y se decidió priorizar el aspecto humano a los usos tecnológicos. Explicaciones como: “Nos hemos puesto todos de acuerdo para decir que la tecnología no debía inundar el fútbol, porque deseamos que el fútbol siga siendo humano, ahí radica su belleza. Los aficionados vuelven a hablar de estos partidos, los recrean”, fueron las que dieron algunos de sus integrantes. A la que luego se agregaron: “Somos conscientes de cuál podría ser la reacción del público. Hemos visto presentaciones provistas de buenos argumentos, algo muy positivo. Pero la pregunta que nos planteábamos era saber si el futuro del fútbol pasaba por la tecnología, y la respuesta ha sido no”.
Lo cierto, es que hasta que desde la FIFA no se entienda que la inclusión de la tecnología en el fútbol, no es para desacreditar el trabajo de los árbitros, como tampoco para limitar la repercusión luego de un partido, sino para brindar un mejor espectáculo que además de más vistoso traiga acompañado un mejor fútbol y con mayor credibilidad desde las tribunas, no se podrá terminar con la violencia, porque si bien algunas actitudes son buenas, la mayoría repercute en el hincha de manera agresiva, y al fin al cabo, sea o no la solución, terminar con la violencia, ¿no es lo que todos buscamos?